En ciencia
se usa el Sistema Internacional de unidades, que es una ampliación del Sistema
Métrico Decimal. Ya sabes, eso de que 1 kilogramo tiene 1000 gramos, 1 metro
tiene 100 centímetros,…
Casi todos
los países usan esas medidas. Las excepciones son Estados Unidos y pocos más,
que usan unidades como la yarda, la milla, la onza, la libra,…, que no guardan
entre sí relaciones de 10 ni de 100.
Lo de que
todo el mundo sepa lo que es un kilogramo, o un metro, y lo use para sus medidas
es relativamente reciente. Antes había medidas con nombres que nos pueden
resultar bastante extraños. Por ejemplo, en agricultura se usaban medidas como
el celemín, la fanega o la hemina, y para longitudes se usaba el codo, el palmo,
el paso o la braza.
Incluso la
misma palabra significaba cosas distintas: la arroba era una unidad de medida
de masa, que tenía diferentes valores dependiendo de si estábamos en Castilla,
en Aragón o en Navarra.
El problema
mayor venía con las unidades de longitud, ya que indicaban con la propia
palabra a qué se hacía referencia. Y por supuesto, no mide lo mismo un paso o
un palmo de alguien muy alto que de alguien muy bajito.
Un primer
intento de hacer una unidad de medida común para todos se debe a Enrique I de
Inglaterra (1068-1135), quien estableció que la yarda era la distancia entre su
nariz y el extremo del dedo anular de su brazo extendido. Pero claro, alguien
con brazos más cortos no puede tratar de medir una yarda con su brazo, porque
mediría menos. Esta necesidad de que todo el mundo pudiera hacer las mismas
medidas llevaría al establecimiento del Sistema Métrico Decimal.
En 1790, en
plena Revolución Francesa (de la que hablaré en otra entrada, porque está muy
relacionada con la ciencia, de una forma muy curiosa), la Asamblea Nacional de
Francia solicitó a la Academia Francesa de Ciencias el establecimiento de una
medida estándar para todas las medidas y pesos. En 1792 crearon un sistema de
pesos y medidas sencillo, conocido como Sistema Métrico Decimal.
El nombre
metro fue asignado a la unidad de longitud. La palabra metro viene del griego
metron, que, de hecho, significa medida.
La longitud
del metro se definió como la diezmillonésima parte de la distancia que hay
desde el polo norte al Ecuador, a lo largo del meridiano que pasa por París
En función
de esto, se construyó una barra fabricada con platino e iridio, que mide
exactamente 1 metro, y que se guarda en
la Oficina Internacional de Pesas y Medidas, en París.
Una vez
establecido el metro y sus submúltiplos (decímetro, centímetro,…) el siguiente
paso fue establecer el kilogramo. Se definió como la masa de un decímetro
cúbico de agua a la temperatura del punto de fusión. Más recientemente se
estableció que esa agua debía estar a 1 atmósfera de presión y a nivel del mar,
y a una temperatura de 3,98ºC, lo cual no variaba mucho el valor dado por la
definición original.
Se
construyó un peso de platino e iridio, que se guarda en París, junto al patrón
del metro. Se encuentra bajo dos campanas protectoras, porque si se pone una
mosca encima, la unidad de metro aumentará, con lo que automáticamente, todos
pesaríamos menos.
De esta
manera se establecieron las unidades patrón. Así que cuando nos medimos,
simplemente nos estamos comparando con esa barra o ese peso.
Es decir:
¿cuántas veces soy yo más alto que esa barra? 1,78 veces. Pues entonces mido
1,78 metros.
Y del peso
no digo nada, porque me da miedo pesarme, sobre todo después del 7 de enero.
Lo contado
aquí afecta a la longitud y a la masa. La tercera magnitud fundamental del
Sistema Internacional (son siete, me refiero a las tres más importantes), es
decir, el tiempo, se trata en otra entrada del blog, relacionándola con la
Revolución Francesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario