En
biología, las especies se llaman por su nombre científico. Es una forma de
poder hacer referencia al mismo ser vivo, independientemente del idioma que se
hable. Por ejemplo, si están hablando un alemán y un chino, ¿cómo se hace referencia
a un animal del que no se habla normalmente? Podrían decir la palabra en
inglés, pero hay muchos animales y plantas como para que sepan todos sus nombre
en inglés.
Y
para evitar favoritismos en cuanto al idioma, pues se usan los nombres científicos,
que están en latín o en griego clásico.
Hay
otra razón para emplear esta nomenclatura (de hecho es la verdadera razón).
Hasta el s. XVII, los científicos denominaban a las especies con nombres
descriptivos, muy largos (y además en
latín). Por ejemplo, al tomate se le llamaba Solanum caule inermi herbaceo,
foliis pinnatis incisis, que significa algo así como ‘solanum con el
tallo suave, herbáceo y con hojas pinnadas y cortadas’. Visto así, su nombre
científico con el que nos referimos hoy, resulta hasta fácil: Solanum
lycopersicum.
Esta
forma de llamar a las especies se le ocurrió al naturalista sueco Carl Linneo,
hacia 1735. Se denomina nomenclatura binomial, ya que consta de dos nombres:
uno hace referencia al género (el primero, que se escribe con mayúscula), y el
otro hace referencia a la especie (el segundo, que va con minúscula). Esta
forma de clasificar a los seres vivos en grupos de caracteres y evolución
similares todavía es la que se usa. Pero no voy a hablar de la clasificación de
los seres vivos; prefiero otro tema más gracioso: los nombres científicos.
Cuando
un científico descubre una nueva especie, tiene el honor de elegir el nombre.
Si la especie es tan nueva que no hay otras especies similares descubiertas (es
decir, también el género es nuevo), además de la especie, puede poner el nombre
al género. Si ya hay un género descubierto, simplemente elige el nombre de la
especie.
Por
ejemplo, un biólogo italiano del s. XVIII, llamado Pietro Rossi, puso su nombre
al bicho palo: Bacillus rossius.
A
veces, el descubridor es admirador, o tal vez amigo, de otro científico, y le
obsequia con un nombre científico. Por ejemplo, en el siglo XIX, un biólogo
alemán, llamado George Panzer, descubrió una especie de escarabajo, y le puso
como nombre Carabus linnei, en honor a Linneo.
El
propio Linneo, el siglo anterior, denominó al sapo común Bufo bufo, en honor al
Conde de Buffon, un naturalista francés.
También
puede ocurrir que se quiera poner a una especie el nombre de alguien que no sea
científico. En 1937, un biólogo alemán descubrió una especie de escarabajo y le
puso un nombre que hace que hoy día sea buscado por los coleccionistas:
Anophthalmus hitleri.
Claro
que, hablando de políticos polémicos, este caso es más divertido. En 2017, una
mariposa fue bautizada con el nombre del recién elegido presidente de Estados
Unidos: Neopalpa donaltrumpi.
Sin
embargo, la razón de esta elección para el nombre no fue la admiración, sino el
parecido entre el pelo de la mariposa y el de Donald Trump.
La
propia mariposa, al enterarse de esto, ha pedido que le cambien el nombre:
Más tarde volveré a los nombres de famosos.
A
veces, cuando se descubre un animal extraño, que tenga partes similares a las
de otros animales, se le describe de esa forma. En el s. XVIII, en la India, se
descubrió el nilgó, un animal que comparte caracteres con el toro, el ciervo,
la cabra y el camello. Y ese es el nombre que le pusieron: Boselaphus
tragocamelus (Bos: toro; Elaphus: ciervo; Tragus: cabra; Camelus: camello)
Los científicos tienen mucho sentido
del humor. En la década de 1920, el polaco Benedykt Dybowski fue a investigar
el lago Baikal, en Rusia. Allí descubrió un crustáceo al que puso un nombre
que, seguramente sólo él consideraba fácil de pronunciar:
Gammaracanthuskytodermogammarus loricatobaicalensis
Este
nombre fue invalidado debido a su complejidad. Así que le han buscado algunos
nombres alternativos (sinónimos):
-
Crassocornoechinogammarus
crassicornis
-
Parapallaseakytodermogammarus
abyssalis
-
Rhodophthalmokytodermogammarus
cinnamomeus
-
Toxophthalmoechinogammarus
toxophthalmus
-
Zienkowiczikytodermogammarus
zienkowiczi
Mucho
más fáciles de pronunciar, dónde va a parar.
El
mismo científico descubrió otras especies, y también les puso nombres
impronunciables, como por ejemplo Siemienkiewicziechinogammarus
siemienkiewitschii
Desde octubre de 2020, el nombre más largo es el de una bacteria, con la que han querido hacer referencia al pueblo con el nombre más largo del mundo, situado en el país de Gales. El nombre que le han puesto a la bacteria en cuestión es
Myxococcus llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogochensis
Hasta entonces, el nombre más largo aceptado era
Parastratiosphecomyia
stratiosphecomyioides
que, por cierto, es una especie de mosca.
A
pesar de que se intenta poner nombres latinos o griegos, esto ya es un
cachondeo, y tenemos nombres que derivan de palabras indígenas norteamericanas
(Ekgmowechashala philotau), sudamericanas (Tahuantinsuyoa macantzatza), o africanas (Nqwebasaurus thwazi)
Para
aquellos que quieran aprender curiosidades con estos nombres, en esta página hay muchos recopilados:
Tenemos:
los más largos, los más cortos, con más vocales, con más consonantes, con
muchas “a”, con muchas “z”, tautonimias (misma palabra para el género y la
especie), nombres que riman, palíndromos (se escriben igual al derecho y al
revés),… En fin, para echarse unas risas.
Pero
es que a veces, los científicos son los que van provocando esas carcajadas. Un
entomólogo británico de principios del s. XX, George Willis Kirkaldy, puso unos
nombres a algunos géneros con juegos de palabras: Polychisme, Marichisme, y
Peggichisme, entre otros. El sufijo –chisme se pronuncia “kiss-me” (bésame, en
inglés), y así hacía referencia a supuestas conquistas amorosas.
Siguiendo
este juego, en 2002 se descubrió una mosca fósil, a la que llamaron
Carmenelectra shechisme, haciendo referencia a la actriz de Los Vigilantes de
la Playa.
Volviendo
al asunto de los famosos, igual que si no has salido en los Simpson, no eres
famoso, tampoco lo eres si no hay un animal que lleva tu nombre. Así, hay un
listado completo en la Wikipedia, pero pongo aquí algunos:
-
Agra schwarzeneggeri (Arnold Schwarzenegger)
-
Aleiodes
gaga (Lady Gaga)
-
Aleiodes
shakirae (Shakira)
-
Caloplaca
obamae (Barck Obama)
-
Calponia harrisonfordi (Harrison Ford)
-
Scaptia
beyonceae (Beyoncé)
Aquí
puedes ver el listado completo:Mi favorito es Draculoides bramstokeri, en referencia al escritor de Drácula. Aunque es una araña; hubiera sido mejor ponerle ese nombre a un murciélago vampiro.
Y
siguiendo con la literatura, El Señor de los Anillos ha dado mucho juego:
películas, disfraces… e insectos. Concretamente, unas avispas de Nueva Zelanda,
del género Shireplitis, cuyas especies se han nombrado como personajes de esos
libros, y como su autor:
-
Shireplitis bilboi
-
Shireplitis frodoi
-
Shireplitis meriadoci
-
Shireplitis peregrini
-
Shireplitis samwisei
-
Shireplitis tolkieni (el escritor)
Con todos estos términos tan raros, tarde o
temprano tenía que haber algún juego de palabras que debiera ser modificado.
Así, a la especie Sayonara
japonicus (Sayonara es “adiós” en japonés), se le ha cambiado el nombre por
Plectranthias japonicus. Y a la especie de pez anteriormente llamada Batman
insignitus, ahora se le llama Cryptocentrus insignitus, porque lo suyo es que
Batman sea un murciélago, no un pez. Y la especie Abra cadabra ahora es Theora
cadabra, porque debe ser que a los magos no les gustaba.
También,
claro, hay referencias en lo referente al aparato reproductor: animales como Thetys
vagina y Succinea vaginacontorta, y hongos, como el famoso Phallus impudicus
(impudicus porque huele muy mal, y Phallus… pues eso).
Poner un nombre científico no es fácil. Me gustaría saber si los descubridores de cierto anfibio que vive en Colombia lo pensaron bien cuando decidieron que el mejor nombre que podían ponerle era Allobates niputidea.
Espero que te haya gustado esta entrada. Si es así, ha sido “venir, ver y vencer”, o, como casi dijo Julio César, y es el nombre de una especie extinta de loro “Vini vidivici” (la frase que dijo es “Veni, vidi, vici”, pero el juego de palabras es que “Vini” es el nombre de un género de loros).
Espero que te haya gustado esta entrada. Si es así, ha sido “venir, ver y vencer”, o, como casi dijo Julio César, y es el nombre de una especie extinta de loro “Vini vidivici” (la frase que dijo es “Veni, vidi, vici”, pero el juego de palabras es que “Vini” es el nombre de un género de loros).
Desde luego, espero que no tan largo como el Gammaracanthus... ¡ni ninguno de sus sinónimos!