miércoles, 29 de agosto de 2018

Los nombres científicos

En biología, las especies se llaman por su nombre científico. Es una forma de poder hacer referencia al mismo ser vivo, independientemente del idioma que se hable. Por ejemplo, si están hablando un alemán y un chino, ¿cómo se hace referencia a un animal del que no se habla normalmente? Podrían decir la palabra en inglés, pero hay muchos animales y plantas como para que sepan todos sus nombre en inglés.

Y para evitar favoritismos en cuanto al idioma, pues se usan los nombres científicos, que están en latín o en griego clásico.

Hay otra razón para emplear esta nomenclatura (de hecho es la verdadera razón). Hasta el s. XVII, los científicos denominaban a las especies con nombres descriptivos, muy largos  (y además en latín). Por ejemplo, al tomate se le llamaba Solanum caule inermi herbaceo, foliis pinnatis incisis, que significa algo así como ‘solanum con el tallo suave, herbáceo y con hojas pinnadas y cortadas’. Visto así, su nombre científico con el que nos referimos hoy, resulta hasta fácil: Solanum lycopersicum.

Esta forma de llamar a las especies se le ocurrió al naturalista sueco Carl Linneo, hacia 1735. Se denomina nomenclatura binomial, ya que consta de dos nombres: uno hace referencia al género (el primero, que se escribe con mayúscula), y el otro hace referencia a la especie (el segundo, que va con minúscula). Esta forma de clasificar a los seres vivos en grupos de caracteres y evolución similares todavía es la que se usa. Pero no voy a hablar de la clasificación de los seres vivos; prefiero otro tema más gracioso: los nombres científicos.

Cuando un científico descubre una nueva especie, tiene el honor de elegir el nombre. Si la especie es tan nueva que no hay otras especies similares descubiertas (es decir, también el género es nuevo), además de la especie, puede poner el nombre al género. Si ya hay un género descubierto, simplemente elige el nombre de la especie.

Por ejemplo, un biólogo italiano del s. XVIII, llamado Pietro Rossi, puso su nombre al bicho palo: Bacillus rossius.

A veces, el descubridor es admirador, o tal vez amigo, de otro científico, y le obsequia con un nombre científico. Por ejemplo, en el siglo XIX, un biólogo alemán, llamado George Panzer, descubrió una especie de escarabajo, y le puso como nombre Carabus linnei, en honor a Linneo.

El propio Linneo, el siglo anterior, denominó al sapo común Bufo bufo, en honor al Conde de Buffon, un naturalista francés. 

También puede ocurrir que se quiera poner a una especie el nombre de alguien que no sea científico. En 1937, un biólogo alemán descubrió una especie de escarabajo y le puso un nombre que hace que hoy día sea buscado por los coleccionistas: Anophthalmus hitleri. 

Claro que, hablando de políticos polémicos, este caso es más divertido. En 2017, una mariposa fue bautizada con el nombre del recién elegido presidente de Estados Unidos: Neopalpa donaltrumpi.

Sin embargo, la razón de esta elección para el nombre no fue la admiración, sino el parecido entre el pelo de la mariposa y el de Donald Trump.


La propia mariposa, al enterarse de esto, ha pedido que le cambien el nombre:
 


Más tarde volveré a los nombres de famosos.

A veces, cuando se descubre un animal extraño, que tenga partes similares a las de otros animales, se le describe de esa forma. En el s. XVIII, en la India, se descubrió el nilgó, un animal que comparte caracteres con el toro, el ciervo, la cabra y el camello. Y ese es el nombre que le pusieron: Boselaphus tragocamelus (Bos: toro; Elaphus: ciervo; Tragus: cabra; Camelus: camello)


Los científicos tienen mucho sentido del humor. En la década de 1920, el polaco Benedykt Dybowski fue a investigar el lago Baikal, en Rusia. Allí descubrió un crustáceo al que puso un nombre que, seguramente sólo él consideraba fácil de pronunciar:

Gammaracanthuskytodermogammarus loricatobaicalensis

Este nombre fue invalidado debido a su complejidad. Así que le han buscado algunos nombres alternativos (sinónimos):

-      Crassocornoechinogammarus crassicornis
-      Parapallaseakytodermogammarus abyssalis
-      Rhodophthalmokytodermogammarus cinnamomeus
-      Toxophthalmoechinogammarus toxophthalmus
-      Zienkowiczikytodermogammarus zienkowiczi

Mucho más fáciles de pronunciar, dónde va a parar.

El mismo científico descubrió otras especies, y también les puso nombres impronunciables, como por ejemplo Siemienkiewicziechinogammarus siemienkiewitschii

Desde octubre de 2020, el nombre más largo es el de una bacteria, con la que han querido hacer referencia al pueblo con el nombre más largo del mundo, situado en el país de Gales. El nombre que le han puesto a la bacteria en cuestión es 
 
Myxococcus llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogochensis
 

 
Hasta entonces, el nombre más largo aceptado era

Parastratiosphecomyia stratiosphecomyioides

que, por cierto, es una especie de mosca.

 
A pesar de que se intenta poner nombres latinos o griegos, esto ya es un cachondeo, y tenemos nombres que derivan de palabras indígenas norteamericanas (Ekgmowechashala philotau), sudamericanas (Tahuantinsuyoa macantzatza), o africanas (Nqwebasaurus thwazi)

Para aquellos que quieran aprender curiosidades con estos nombres, en esta página hay muchos recopilados:

Tenemos: los más largos, los más cortos, con más vocales, con más consonantes, con muchas “a”, con muchas “z”, tautonimias (misma palabra para el género y la especie), nombres que riman, palíndromos (se escriben igual al derecho y al revés),… En fin, para echarse unas risas.

Pero es que a veces, los científicos son los que van provocando esas carcajadas. Un entomólogo británico de principios del s. XX, George Willis Kirkaldy, puso unos nombres a algunos géneros con juegos de palabras: Polychisme, Marichisme, y Peggichisme, entre otros. El sufijo –chisme se pronuncia “kiss-me” (bésame, en inglés), y así hacía referencia a supuestas conquistas amorosas.

Siguiendo este juego, en 2002 se descubrió una mosca fósil, a la que llamaron Carmenelectra shechisme, haciendo referencia a la actriz de Los Vigilantes de la Playa. 

Volviendo al asunto de los famosos, igual que si no has salido en los Simpson, no eres famoso, tampoco lo eres si no hay un animal que lleva tu nombre. Así, hay un listado completo en la Wikipedia, pero pongo aquí algunos:

-      Agra schwarzeneggeri (Arnold Schwarzenegger)
-      Aleiodes gaga (Lady Gaga)
-      Aleiodes shakirae (Shakira)
-      Caloplaca obamae (Barck Obama)
-      Calponia harrisonfordi (Harrison Ford)
-      Scaptia beyonceae (Beyoncé)
 
Aquí puedes ver el listado completo:

Mi favorito es Draculoides bramstokeri, en referencia al escritor de Drácula. Aunque es una araña; hubiera sido mejor ponerle ese nombre a un murciélago vampiro.

Y siguiendo con la literatura, El Señor de los Anillos ha dado mucho juego: películas, disfraces… e insectos. Concretamente, unas avispas de Nueva Zelanda, del género Shireplitis, cuyas especies se han nombrado como personajes de esos libros, y como su autor: 

-      Shireplitis bilboi
-      Shireplitis frodoi
-      Shireplitis meriadoci
-      Shireplitis peregrini
-      Shireplitis samwisei
-      Shireplitis tolkieni (el escritor)

Con todos estos términos tan raros, tarde o temprano tenía que haber algún juego de palabras que debiera ser modificado. Así, a la especie Sayonara japonicus (Sayonara es “adiós” en japonés), se le ha cambiado el nombre por Plectranthias japonicus. Y a la especie de pez anteriormente llamada Batman insignitus, ahora se le llama Cryptocentrus insignitus, porque lo suyo es que Batman sea un murciélago, no un pez. Y la especie Abra cadabra ahora es Theora cadabra, porque debe ser que a los magos no les gustaba.

También, claro, hay referencias en lo referente al aparato reproductor: animales como Thetys vagina y Succinea vaginacontorta, y hongos, como el famoso Phallus impudicus (impudicus porque huele muy mal, y Phallus… pues eso). 



Poner un nombre científico no es fácil. Me gustaría saber si los descubridores de cierto anfibio que vive en Colombia lo pensaron bien cuando decidieron que el mejor nombre que podían ponerle era Allobates niputidea.

Espero que te haya gustado esta entrada. Si es así, ha sido “venir, ver y vencer”, o, como casi dijo Julio César, y es el nombre de una especie extinta de loro “Vini vidivici” (la frase que dijo es “Veni, vidi, vici”, pero el juego de palabras es que “Vini” es el nombre de un género de loros).

Es un artículo muy largo, pero seguro que se te ha hecho corto. Tan corto como el nombre científico de un dinosaurio trepador del Jurásico: Yi qi. O el de un murciélago del sureste de Asia: Ia io.

Desde luego, espero que no tan largo como el Gammaracanthus... ¡ni ninguno de sus sinónimos!